El Ciclo de Puente Viesgo aborda este miércoles el arte rupestre esquemático de Castilla y León

Vicente Bayarri
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La 29 edición del Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo repasará este miércoles el arte rupestre descubierto en Castilla y León en su décima conferencia, impartida por el prehistoriador Sergio Ripoll a partir de las 19.30 horas en el Gran Hotel Balneario, horario y escenario tradicionales de las charlas organizadas por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo todos los miércoles de cada semana.

La conferencia de Ripoll sucede a la impartida por Vicente Bayarri Cayón, ingeniero en Geomática, ciencia que estudia la información espacial, sobre los karst (relieves geológicos generados por la erosión y disolución de rocas por el efecto del agua) y los riesgos que genera en la conservación del arte rupestre.

Tal y como tituló el ponente su conferencia, 'Arte rupestre y Karst: vivir bajo la espada de Damocles', Bayarri precisó que el arte rupestre sufre "un riesgo persistente en el tiempo", entre otros motivos, porque "se desarrolla en un sistema kárstico en el que existen elementos bióticos (microorganismos, flora, fauna o la acción del hombre) y abióticos (soporte rocoso, climatología, fuego, agua o la pigmentación de las pinturas) que pueden llevar a su destrucción.

Para el conferenciante, la cueva es un elemento vivo cuyo equilibrio puede alterarse por numerosos factores, por lo que destacó la importancia de las técnicas geométicas para recoger los datos físicos de una cavidad, representarlos en tres dimensiones y analizar cómo será su evolución.

El ingeniero en geomática valoró el uso de estas técnicas para prever los daños que pueden generar tanto los componentes bióticos y abióticos de las cuevas, desde los microorganismos que puedan alterar las pinturas hasta las alteraciones que generan el dióxido de carbono o los cambios de temperatura o de humedad.

En este sentido, Bayarri matizó que estas técnicas pueden incluso determinar cuántas personas pueden acceder a una cavidad en función de las condiciones climatológicas interiores y exteriores de la misma.

Al respecto, afirmó que "el hombre es el mayor riesgo para la cueva" porque "puede llegar a provocar la alteración de la cubierta, la urbaniza y permite la entrada masiva en su interior, lo que genera la alteración de los ciclos de aire y destacados daños para la cueva".

El ponente añadió a los perjuicios de la acción humana la existencia de canteras cercanas o prospecciones mineras "adjudicadas recientemente por el Gobierno de Cantabria" que alteran el régimen interior de la cueva.

Bayarri subrayó que "cuando el hombre actúa en una cueva altera el equilibrio natural de la cueva y lo hace durante mucho tiempo".