Un total de 300 familias utilizan ya la tarjeta monedero de Cáritas

Cáritas Diocesana de Santander tiene distribuidas por toda la región 300 tarjetas monedero, una herramienta que se puso en marcha hace cinco años como modelo alternativo a la tradicional entrega de alimentos para dar ayuda a las personas que lo necesitan "desde el respeto a su dignidad y autonomía".

Este sistema va consolidándose "con paso lento, pero seguro", según señala en un comunicado Cáritas, cuya intención es ir dejando atrás el modelo de donación en especie y dignificar el Derecho a la Alimentación, que es una de las demandas más recurrentes de las familias en situación precaria que llegan a la entidad.

Lara Mazorra, técnico del área de Acogida y Acompañamiento de Cáritas Diocesana de Santander, explica que las donaciones en especie "no facilitan la autonomía de las personas, ni su capacidad de elección y decisión", sino que las mantienen en un "rol pasivo y receptor que no favorece sus procesos de desarrollo personal".

"No se les permite elegir qué alimentos van a consumir, ya que tienen que ajustarse a los productos disponibles, que, por lo general, no tienen en cuenta los contextos particulares como son las costumbres, la cultura o las necesidades especiales de salud", remarca.

Mientras, las tarjetas se recargan bajo demanda y de forma controlada y permiten a sus usuarios adquirir productos de alimentación e higiene adecuados a sus necesidades en cada momento. Se trata de personas y familias en situación de vulnerabilidad que reciben acompañamiento de Cáritas y que, muchas veces, solo necesitan este apoyo durante unos meses, mientras acceden a otro recurso o su situación económica mejora.

En el momento en que reciben la tarjeta firman un documento en el que se fijan las normas de utilización y mensualmente presentan los tickets de las compras realizadas. "Pocas cosas hay más cotidianas que el hecho de hacer la compra. La gente nos da verdaderas lecciones de cómo administrarse con la tarjeta. Es cierto que en algún caso hay que hacer un trabajo educativo, pero en general, todos los usuarios son muy responsables con su uso", asegura Mazorra.

Además, incide en que la tarjeta "no es la gran solución, es una reflexión de fondo que habla de acercarnos a quien lo necesita respetando su dignidad y autonomía". Algo muy necesario, a juicio de esta profesional, ya que evitaría que en momentos de crisis se volviese a esas recogidas masivas de alimentos, como ha sucedido recientemente con la guerra de Ucrania. "Se ha demostrado que, además, no resulta operativo y que la mejor ayuda que se puede ofrecer es la económica", ha reiterado.

La tarjeta monedero tienen un diseño neutro y puede utilizarse en cualquier establecimiento para comprar productos de alimentación e higiene. En determinados casos se habilita su uso en otros comercios para comprar ropa de cama, deporte o bebé en función de las necesidades de las familias. En cuanto a la cantidad con la que se recarga la tarjeta, no es fija y varía dependiendo de cada caso. La media mensual puede estar en torno a los 60 euros, pero hay familias a las que se apoya con cantidades mayores.

La tarjeta de Cáritas Diocesana de Santander se ha puesto en marcha de la mano de Fiare Banca Ética, un banco cooperativo de referencia en Europa.

SOBRE CÁRITAS

Caritas Diocesana de Santander tiene como fina realizar la acción caritativa y social de la Iglesia en la Diócesis, así como promover, coordinar e instrumentar la comunicación cristiana de bienes en todas sus formas y ayudar a la promoción humana y al desarrollo integral de todas las personas.

Actualmente está constituido por 62 Cáritas Parroquiales, 511 voluntarios, 6.004 personas participantes y acompañadas, 41 profesionales contratados y 2.378 socios y donantes.