Cáritas aumentó un 92% su inversión en necesidades básicas y atendió a 9.300 personas en dos meses

La directora y el secretario general de Cáritas, Sonsoles López y Francisco Sierra, y el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge

Cáritas Diocesana de Santander ha atendido entre el 16 de marzo y el 16 de mayo de 2020 a más de 9.300 personas en la región, con una inversión de más de 185.000 euros, lo que supone un incremento del 92% con respecto al año pasado, para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, alquiler, suministros o farmacia.

Estas intervenciones suponen un aumento del 48% respecto al mismo periodo de 2019, habiendo sido necesario casi el doble de inversión económica debido a la crisis económica y social derivada del Covid-19.

Ha sido "especialmente notable" la demanda de ayuda para conseguir alimentos, que ha supuesto dos de cada tres intervenciones de necesidades básicas y ha requerido una inversión un 106% superior a la del mismo periodo del año anterior.

Son datos que se desprenden del informe que ha elaborado Cáritas Diocesana de Santander (CDS) acerca del impacto de la pandemia del Covid-19 en su actividad, que ha sido presentado este jueves en rueda de prensa por su directora y secretario general, Sonsoles López y Francisco Sierra, respectivamente; y por el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge.

La directora ha dicho que atender este "aluvión" de peticiones de ayuda y continuar a la vez con el acompañamiento especializado a más de 200 personas ha supuesto un "esfuerzo personal y económico inédito", ya que "todavía no nos habíamos recuperado de la crisis de 2008 cuando el Covid ha puesto de manifiesto la cantidad de familias que vivían entre nosotros al filo de la navaja en el borde la exclusión social".

Así, a la bolsa de personas con una situación de pobreza cronificada se han sumado tres perfiles de solicitante de ayuda. Primero, representando alrededor de un tercio de las personas que han recurrido a Cáritas durante los primeros meses del confinamiento, el que se encuentra por primera vez en situación de ERTE, ERE o desempleo --en su gran mayoría procedentes del sector hostelero y doméstico-- y "tiene que sumar a su angustia la sensación de vergüenza de tener que pedir por primera vez".

Segundo, el que regresa a la organización después de haber logrado salir de la pobreza con esfuerzo y establecer un proyecto de vida "autónomo, pero precario, que no ha podido resistir el golpe". Y por último, ha habido un "notable aumento" de personas en situación irregular en el país que han acudido a la organización "totalmente desamparadas" en esta situación.

NUEVO MODELO

Por otra parte, López ha indicado que "lo más positivo" es que esta situación imprevista ha permitido a Cáritas avanzar más rápido en su modelo de acompañamiento con tarjetas monedero, una iniciativa que trata de superar el modelo tradicional de entrega de alimentación en especie para recurrir a una alternativa que "preserve mejor la dignidad de las personas".

En total, el 60% de las intervenciones en alimentación durante este periodo se han llevado a cabo mediante transferencias bancarias y tarjetas monedero, con 119 familias en posesión de una tarjeta con la que han podido llevar a cabo su compra de forma autónoma.

Desde Cáritas están satisfechos de haber logrado incrementar el pago a través de tarjetas monedero en un 47% desde el mismo periodo de 2019.

INGRESO MÍNIMO VITAL

Por su parte, el secretario general de Cáritas de Santander y redactor del informe sobre el impacto del Covid-19 en la actividadde la organización ha explicado que estos datos "son solo la punta del iceberg" y muestran que el sistema actual "no da respuesta a la realidad de exclusión social" de Cantabria.

Por ello, Sierra ha hecho un llamamiento al Gobierno regional para que el nuevo Ingreso Mínimo Vital "no sirva para ahorrarnos una renta social básica que ya veníamos dando a las familias y que puede servir como complemento para normalizar muchas situaciones que un Ingreso Mínimo Vital o una Renta Social Básica por separado sabemos que no pueden normalizar".

Cáritas ha vivido la aprobación del Ingreso Mínimo Vital como "una oportunidad" para las familias que, por diversas circunstancias, necesitan de unos ingresos que les sirvan de base para construir su proyecto de vida. Sin embargo, Sierra ha señalado, "ciertas carencias" que deja a la luz, como la dificultad para algunas personas de enfrentarse a la sede electrónica para solicitarlo o no tener en cuenta a las personas entre 18 y 23 años y a aquellas en situación administrativa irregular.

Estos datos de actividad relativos a los dos primeros meses del confinamiento han sido presentados en el contexto de la Semana de la Caridad, en la que este año se dirige a la sociedad para visibilizar su acción social y recabar solidaridad.

En este sentido, el obispo de la Diócesis de Santander ha subrayado la necesidad de colaboración entre las diversas instituciones: "Hay datos que urgen que cada uno desde nuestras posibilidades y nuestra identidad propia echemos una mano para resolver situaciones a veces muy sangrantes".